Barcelona tiene menos coches que cuando se inició el mandato que ahora finaliza. Este es el camino que defienden todos los partidos políticos: menos automóviles, más transporte público.
La ampliación del metro y la crisis económica han llevado a más ciudadanos a dejar el coche en casa. El tráfico se ha reducido los tres últimos años, algo en lo que han incidido varias medidas ejecutadas en esta legislatura, como la ampliación a prácticamente toda la ciudad del área verde de aparcamiento, que nació en 2005.
El Consistorio cifra en un 13% el descenso del tráfico en el interior de la ciudad gracias al estacionamiento regulado, y la caída supera el 4% en los últimos cuatro años. Más acentuada ha sido aún la reducción del tráfico en los accesos a la ciudad. Pese al deficiente funcionamiento de Rodalies, el tráfico ha disminuido alrededor de un 9%, y en puntos como los Túnels de Vallvidrera, un 12%.
No es casualidad que haya 10.000 vehículos menos censados (un 1%) que en 2007 ni que las matriculaciones caigan un 41%. Sólo crecen las motos.
Pero el descenso del tráfico no se ha traducido en todos los casos en un aire menos contaminado. Barcelona sigue incumpliendo los criterios fijados por la Unión Europea, entre otras cosas por la generalización de los vehículos diésel.
Este es el gran reto para la próxima legislatura.
A EXPENSAS DE RODALIES Y L9, EL SUBURBANO CRECE
Finalmente, Rodalies es el medio que más inversión necesita. Sus continuos fallos le han hecho perder un 11% de los pasajeros en cuatro años.
El metro es el transporte público más utilizado de Barcelona, y va al alza. El año pasado batió su récord absoluto con 381,2 millones de validaciones, un 4% más que en 2007, al inicio del mandato.
La ciudad cuenta con 16 km más y 17 nuevas paradas, principalmente gracias al estreno parcial de la L9. También se ha ejecutado la prolongación de la L3 hasta Trinitat Nova, la de la L5 al Carmel y la de la L2 al centro de Badalona. Pero hay proyectos que siguen encallados, como el de prolongar la L3 de Zona Universitària al Baix Llobregat o la L2 a Montjuïc y al aeropuerto. Y por supuesto, la finalización de la L9, la mayor línea de metro de la ciudad, que podría estar lista en 2015. Queda por perforar el tramo central, entre el Camp Nou y Sant Andreu. Ferrocarrils mantiene pasajeros y están prolongando la línea en Sabadell y Terrassa.
EL TRANVÍA ESPERA SU CONEXIÓN
Es el medio que más usuarios ha ganado en el mandato (14%), pasando de 29 km de red a 50 km, y de 55 a 58 paradas. A la espera de la conexión del Trambaix y el Trambesós, transporta a 23 millones de viajeros al año.
La red de autobuses de TMB ha tocado techo. Desde 2007 ha perdido pasajeros cada año y acumula un descenso del 10%. No ha ayudado el conflicto con los chóferes, que se alargó más de un año, con decenas de jornadas de huelga. Por ello el Consistorio ha presentado un proyecto (que ha de empezar a implantarse este año) para renovar la estructura.
Se apuesta por el RET, Bus, una red ortogonal, con dos tipos de líneas: mar-montaña y Besós-Llobregat. Se busca hacer más intuitiva la red de autobuses y ganar velocidad comercial.
En cambio el Nit Bus ha cogido impulso. Su reorganización y la ampliación de las frecuencias le ha permitido ganar 400.000 viajeros desde 2007, lo que representa un aumento del 8%. Ahora lo utilizan 5,7 millones de personas al año. Su crecimiento tiene más valor aún si se tiene en cuenta que durante este mandato se ha consolidado la apertura del metro los sábados por la noche.
Éxito del Bicing en su primer mandato. Llegó a desbordarse pero se ha estabilizado con 121.000 usuarios. En la ciudad se realizan 106.520 desplazamientos al día en bici, un 23% más que en 2007.
El taxi sufre la crisis por el alza del carburante. Mantiene usuarios pero la liberalización de turnos (10% más de conductores) ha solucionado la escasez de taxis de noche. Pero parte del sector pide menos taxis para ganar negocio.
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